27 de noviembre de 2009

Primavera con una esquina rota


En 1973 Mario Benedetti partió a un exilio de 12 años por Argentina, Perú, Cuba y España. En esa travesía escribió una serie de versos retratados, en gran parte, en este libro, donde se vislumbra claramente un dolor nostálgico encargado de recordarles al autor y al lector que “el olvido está lleno de memoria”

El olvido está lleno de la memoria:

De un barrio, de una novia, de la madre, el padre, el hijo, el hermano, el amigo, la escuela, la primavera, el anochecer, la marea, el balcón, la vianda, los libros, el olor a bienvenida...
Esos olvidos que se llevan en la memoria, o esa memoria escondida en el olvido, Benedetti la retrata diciendo: Cada vez que nos dan clases de amnesia como si nunca hubieran existido los combustibles ojos del alma”

Sus versos encarnan la desdicha de la lejanía, del tiempo que quema los instantes posibles, pero para él, muy distantes. Finalmente el olvido pasa a ser un acto voluntario del hombre, en rigor, como dice él: “No olvidadizos, sino olvidaderos”.

El verso libre del poeta logra capturar al lector en un viaje prosaico capaz de hacerlo sentir aquella nostalgia que no tiene, e incluso el sinsabor de un recuerdo que no alberga.
Entre poemas habla de muchos y variados temas, se desenvuelve en mucho más que en la memoria, pero dejará a la intemperie el dolor, la calumnia de la ausencia, el arrebato de la melancolía, el disparo de los recuerdos que no están dispuestos a quedar guardados en el olvido

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