13 de noviembre de 2009

Las Soledades de Babel



Mario Benedetti es el autor de táctica y estrategia. Este poeta, novelista y periodista uruguayo se ha caracterizado por su postura crítica frente a la sociedad y a la vida. Dice en cuanto al amor que es una “programación solidaria de la existencia”, lo que representa la gran importancia que tiene el amor en la vida de cada persona, y la historia la usa como explicaciones morales. Este personaje ha escrito numerables poemas, narraciones, ensayos y obras de teatro con los temas recién nombrados. Las composiciones de Benedetti se caracterizan por tener una tendencia de poesía española y tener influencias del realismo. Él separa en el amor entre el erotismo y la solidaridad.

El tema principal para la crítica de este libro es “El amor como programación solidaria de la existencia y la historia como experiencia moral.”

El amor de pareja


INTRODUCCIÓN

El amor de pareja ha sido un tema muy recurrente durante la existencia del hombre y ha formado parte, a veces muy importante, de muchas obras cinematográficas y literarias

Para poder comprender el “Amor de pareja”, primero es necesario saber el significado de las palabras que conforman el concepto.

Según la Real Academia Española el amor es el sentimiento que mueve a desear que la amada, otra persona, alcanza lo que se juzga a su bien, a procurar que ese deseo se cumpla y a gozar como bien propio el hecho de saberlo cumplido. En el diccionario Larousse se define como un sentimiento que inclina el ánimo hacia lo que le place, sentimiento apasionado hacia una persona de otro sexo.

La Real Academia Española señala que la pareja es el conjunto de dos personas, animales o cosas que tienen entre sí alguna correlación o semejanza, y especialmente la formada por el hombre y la mujer.

El amor de pareja se podría definir como el sentimiento que une a dos personas que se aman de igual a igual, que desean el bienestar del otro y es el medio por el cual alguien puede expresar abiertamente lo que siente y piensa.
Puede ser que una persona no quiera aceptar el amor, sin embargo, nunca va a poder escapar de él, ya que en el momento en que aparece, comienza a ser parte de su vida. Sin amor no se puede vivir una vida plena.

Cada hombre enfrenta la vida de forma diferente y lo expresa a través del amor de pareja. Esto demuestra que la forma de amar de cada ser humano refleja la forma intima de ser y de vivir.

La pareja en estos momentos en nuestra cultura es un camino de sufrimiento y también de conocimiento. Lo importante es que no sólo haga de espejo de nuestra imagen sino también que nos devuelva una referencia de como vivimos nuestro mundo emocional, que nos ayude a reconocer el vínculo que nos alimenta, a valorarlo, a confiar en la emoción y en su parte temida, el dolor. Debemos apostar por el sentir, sabiendo que cada vez somos más complejos y más vulnerables. Nuestros umbrales de dolor cada vez están más malcriados, pero depende de nosotros apostar por lo que realmente nos llena, por las raíces, por dar estabilidad al árbol.

La pareja llena una necesidad. Para nuestros egos tan aislados el refugio amoroso del vínculo es agua bendita. Pero cuando trozos de nuestras fronteras se confunden con el otro, se friccionan, se empujan, se limitan, empiezan las patologías conyugales. Hay parejas que funcionan como si fueran una sóla persona, donde no se reconocen a través del otro sino que se pierden en el otro. También están las parejas enquistadas en luchas de poder, porque se están defendiendo constantemente de la invasión afectiva, como si el otro quisiera neutralizar su individualidad. Otras veces la lucha es puramente un intento de apuntalar los propios puntos de vista en el seno de la pareja dejando lo afectivo escondido dentro de cada uno.

Compaginado este compendio de necesidades del corazón con las necesidades del sistema cortical de satisfacer el ego, es donde pueden desarrollarse parejas equilibradas, las personas que a través del amor al otro se cuidan a sí mismas, las personas que reconocen su propia fragilidad y valoran la presencia del otro, las personas que reconocen que las demandas de su ego no son las mejores para el bien común, son personas con más posibilidades de que se estabilicen en una relación.

El individualismo en la cultura ha creado una construcción que llamamos ego, que tiende a su propia satisfacción y no reconoce las necesidades profundas y emocionales de la persona y por lo tanto tampoco reconoce la comunicación límbica como soporte de una relación de pareja. Por otro lado también tenemos las dificultades propias de cada persona de amar y ser amados según hayan sido sus experiencias tempranas, con el agravante de que en nuestra sociedad el dominio de individualismo ha mermado la presencia y la capacidad de amar de los padres con lo que las nuevas generaciones se están desarrollando con un sistema límbico mal regulado y que buscarán pareja con la misma resonancia a la que se acostumbraron.

El ego siempre ha querido conquistar el espacio mientras sus hijos lloraban, y cuanto más llanto más lejos se quiere ir. El mejor antídoto que se conoce para el ego es la humildad

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